martes, 7 de febrero de 2012

SAN VALENTIN IV

Hoy os propongo, un plan mucho más casero, pero a la vez más elaborado...

Una de las costumbres más arraigadas en todas las culturas del mundo es celebrar los días señalados con un buen festín culinario. Sin duda, la mejor manera de disfrutar del día más romántico del año es una cena íntima en compañía de la persona amada. Cuando se aproxima San Valentín, los enamorados se embarcan en la búsqueda del regalo perfecto, pero, ¿acaso hay mejor prueba de amor que sorprender a tu pareja con un menú delicioso? Este año embárcate en el placer de disfrutar de la cocina.



En líneas generales, una cena romántica tiene que ser ligera y delicada, caracterizada por alimentos muy especiales, que degustemos muy ocasionalmente y, por supuesto, que destaquen por su gran calidad. Nunca viene mal decantarnos por la mitología afrodisíaca: las fresas, los vinos espumosos, el marisco, las especias o el chocolate... Todos ellos suelen convertirse en ingredientes habituales de un menú cargado de pasión.

El marisco siempre es una buena opción para comenzar la cena. Solo o acompañado (en revueltos o ensaladas), supone una buena manera de comenzar a abrir boca: ostras, vieiras, langostinos, gambas, cigalas... También son muy fáciles de preparar los canapés (ahumados, paté, caviar, jamón de pato, queso) y las brochetas (de pollo y pimiento; cerdo y piña; langostinos y champiñones; de verduras; berenjenas, jamón y queso).

Asimismo, un éxito asegurado es decantarse por elaborar platos fríos como mousse, carpaccio o cócteles, tanto de carne como de pescado o marisco. Por cierto, no olvides que preparar una fondue, puede convertirse en una alternativa divertida y cómoda para disfrutar de una cena romántica.
Para los segundos platos siempre hemos de tener en cuenta que la elección ha de ser contundente y sabrosa, pero a la vez sobria. Por eso, los pescados más delicados y las carnes más exquisitas siempre dan en el clavo en cualquier mesa. No olvides preparar siempre algo fácil de comer: las aves pequeñas llenas de huesecillos o los pescados con muchas espinas pueden poner a prueba la paciencia de cualquiera.



La fruta y el chocolate son dos ingredientes básicos a la hora de conjugar el mejor postre para San Valentín. Una macedonia de frutas exóticas (mango, papaya, piña) y fresas, aderezada con miel o caramelo puede ser una opción sencilla, así como las fondues de chocolate. Los helados son también una buena alternativa: los sorbetes de cava y limón son deliciosos.
Con chocolate puedes preparar una mousse, bombones caseros o un pastel, aunque, si no quieres complicarte, puedes recurrir a unas fresas o nueces con nata, caramelo y helado. Por cierto, recurre a la canela o la vainilla para aromatizar tus postres: su conocido efecto afrodisíaco será la guinda del pastel de una cena inolvidable.


Ya sólo queda a ver la cara de vuestras parejas cuando descubran la cena sorpresa... Suerte!!!

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